martes, marzo 27, 2012

En sueños ajenos


La aldea cada vez esta mas ajetreada, y los duendes no paran de un sitio hacia otro, las campanas del campanario se desgastaron de tanto uso, y el reloj de la plaza con su insistencia, no para de dar vueltas alokadamente, las 2, las 5, las 8 y media.... el cielo oscurece, y los duendes comienzan a encender todas las chimeneas para cobijarse en casa.

Entonces es cuando don duendil duermenoches comienza su particular concierto de ronquidos, los mismos ronquidos que despiertan a los buhos y enfadan a los grillos. Pronto le seguirán muchos mas duendes, todos roncando al son de Don Duendil duermenoches y dejarán a la aldea asumida en el mas absoluto descanso.


Al duende del bosque le encanta ese momento, en el que puede hacer y deshacer cuanto pueda sin ser molestado ni observado por nadie. Por la noche no existe el estrés provocado por el ajetreo constante del día y eso mismo es lo ke mas le gusta, todo el mundo sumergido en sueños ajenos, sueños suyos, o sueños tal vez k no pudieran ser de nadie, pero todos sueñan sin cesar. Asi pues el duende salió a pasear por la oscuridad de la aldea, porque él tenía en mente solamente una cosa desde que despertó de ese sueño tan profundo, descubrir donde nacen y mueren esos sueños.


Estuvo mucho tiempo estudiando los ronquidos de toda la aldea, suponiendo que sería algún idioma universal, del que nadie que estuviera despierto podria comprender, pero que pudieran entenderse entre dos personas que durmieran y tuvieran el mismo sueño a la vez. Anotaba cuadernos y cuadernos catalogando cada ronquido por tonos y ritmos, los había que roncaban estrepitosamente como si estuvieran ladrando, otros en cambio eran mas discretos y terminaban con un silbido.


Después de haber catalogado todos los ronquidos se dispuso a entablar conversacion con un par de duendes dormidos, pero noto que algo no cuadraba bien, si eso sería un idioma debía ser bastante aburrido, porque siempre decían lo mismo! zzzzzz......zzzzzzz......zzzzzzz......zzzzzzzz solamente se alteraba el idioma cuando el duende del bosque hacia un ruido, o cuando intentaba conectar su atrapasueños, el sonido de las campanas hacian alterar y hasta silenciar esos ronquidos.

Después de haber probado con varios duendes, entre todos los ronquidos, le llamo la atención uno en particular, sonaba entrecortado, y en medio hablaba confusamente palabras, no se distinguía muy bien pero parecía el idioma que todos hablaban en la aldea. Después de mucho tiempo y con su hoja garabateada con palabras confusas, no sacó nada en claro, agotado y algo desilusionado se fue a dormir justo cuando el cielo empezaba a clarear.

Asi paso el dia mientras el duende dormia en un sueño profundo, tan profundo ke ni el mismo podria averse acordado, al abrir los ojos se dio cuenta de que todos ya se habian ido a dormir, el ronquido de don duendil duermenoches asi lo confirmaba. Estaba dispuesto a entrar en los sueños de los duendes, y por supuesto solo se podia de noche, asi pues, cogió sus artilugios y los metió en su mochila, se puso el gorro en plan camuflage y se dispuso a investigar por la aldea.

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Los grillos y el buho don lechugo acompañaban con su sonido el trajeteo de la mochila del duende, esta vez iba bien preparado, y se dirigia en linea recta hacia la seta de Duendelcharco, el duende que hablaba en sueños.

Despues de asegurarse que estuviera bien dormido entró por la ventana, con gran habilidad esquivó muebles y objetos hasta yegar a la cabezera de la cama, colocó los atrapasueños estrategicamente, uno encima del duende dormido, cuatro repartidos en cada esquina de la cama, y el ultimo atrapasueños, lo colocó encima de su propio gorro, asi todos ellos, los seis conectados por un fino hilo conductor, asi pues, el duende del boske se dispuso a entrar en los sueños ajenos.


Un gran camino rojo avanzaba por delante de él, había arboles, pero no arboles convencionales, eran de colores y de ellos colgaban unos frutos enormes que se abrían y cerraban como latidos decorazón, debajo de los arboles estaba lleno de arbustos y flores que se movían a su antojo,parecían tener ojos, y entre ellos se susurraban palabras confusas. Duende no salia de su asombro... el era consciente de que aquello no podía ser real y el gran estanque dorado al final del camino le confirmaba que se encontraba en el sueño de Duendelcharco.


Poco a poco fue avanzando por el camino rojo hasta llegar ala orilla del estanque, en medio del estanque podía distinguir una silueta, y el camino entraba en el agua, pero se difuminaba en el fondo y ya era imposible seguir su destino, así el duende se puso a nadar hacia la silueta, su curiosidad no le duró mucho, era Duendelcharco y estaba pescando en un barco de papel. Se subió y se saludaron como normalmente se hace en la aldea, sin darle importancia a que del duende del boske estaba empapado y tiritando de frío.


- Bonito día,¿verdad?.-preguntó Duendelcharco.
- Si, pero veo que para la pesca no tanto.
- No estoy pescando, estoy sujetando el tapón del estanque, si suelto esta cuerda todo el agua se colará por el agujero.
- No puede ser, si sueltas esa cuerda el tapón se quedará en su sitio, no hay razón lógica para que todo el agua se escape.

Convencido soltó la cuerda, y de repente un torbellino empezó a desestabilizar la calma del estanque, el barco de papel no paraba de dar vueltas sobre si mismo y cuando levantaron la cabeza vieron que todo el estanque se había secado en muy poco tiempo.

Con un "te lo dije" bien alto y claro el duende se puso mas rojo que su seta, y prefería estar en cualquier sitio menos ahí mismo, sabiendo que había destrozado el sueño de Duendelcharo, y acordándose de que era un sueño se quitó su gorro, de repente todo se oscureció y se silenció. Vuelta a la realidad había descubierto algo fantástico, no podía creerlo, había estado dentro de otro sueño y asta había interactuado como en la vida real.

Cogiendo todos sus bártulos se fue apresuradamente a su seta, allí empezó a pensar una y otra vez en el sueño, todavía se sentía culpable por lo del estanque, seguramente duendelcharco soñaba con tener un estanque, su triste charco no le daba ni para regar las pocas hortalizas que sembraba, el río quedaba algo lejos y el agua era muy escasa por esa zona de la aldea. Pero de repente tuvo un maravilloso plan, subir a la montaña mas alta del bosque y bajar rodando una bola de nieve, así duende llegó con una enorme bola de nieve a la puerta de duendelcharco.

De día la nieve empezó a derretirse, nadie se explicaba como podría haber llegado esa bola de nieve allí, pero la cara de felicidad de su propietario daban buena cuenta de que el el plan del duende había salido bien, agotado del gran esfuerzo se fue a dormir, pero antes de dormir anotó un nuevo apunte en su libreta.

"En sueños todo es posible, pero la realidad aún se puede mejorar"