Amaneció un nuevo día, parecía soleado y muy agradable, con los ojos entre abiertos y después de un estirón de extremidades el duende del boske decidió abrir las cortinas hechas de hoja de pinos que tapaban la ventana, el sol entró como Perico por su seta alumbrando todo a su paso. Todo parecía perfecto…. los cinco sentidos estaban de acuerdo que era un día perfecto… bueno no… todos no…:
La vista estaba contenta al ver que el sol daba colores
vivos a toda la seta en su interior, afuera los arboles bailaban lentamente
luciendo sus vistosas flores. Al cielo no
se le podía poner color… de que color es el cielo? Aún así.. a la vista le
encantaba, había alguna nube despistada, una parecía un cocodrilo y otra con
forma de rana estirando una pata. Visualmente el día era muy bonito.
El tacto estaba
convencido que había una temperatura ideal, ni frio ni calor… 0º grados
duendiles. Suponía que afuera de la seta haría más calor, al vivir en la ladera
del rio y teniendo el bosque pegado, la seta acumulaba siempre más frio que en
el exterior.
El gusto y el olfato estaban de acuerdo que los bollos
acababan de ser sacados del horno de doña Duendulza, era el olor más agradable
del día, el duende se preguntaba porque todas las setas abrían las ventanas a
la misma hora, hasta que una noche descubrió que todos los duendes cuando
dormían expulsaban ventosidades, y así el olor a bollos recién hechos era la
solución más recomendable para reciclar el aire de las setas
El oído estaba confuso.
Todos los días el oído se despertaba escuchando los mismos
sonidos rutinarios, el cantar de los pájaros, el pasar de los carruajes de escarabajos, el chirriar de la
manivela del pozo comunitario, los
buenos días acompañados del igualmente… En este día perfecto todo esto faltaba…
y no es que el oído le disgustase, sino… que estaba confuso.
Al abrir la ventana… el duende del boske puso la oreja en
modo ultrasensible y descubrió unos murmullos. Un sonido siseante que no se
distinguía ninguna palabra, pero que a su vez tenía diferentes tonalidades.
Cogiendo sus chancletas y el gorro, el duende salió apresuradamente a ver qué
pasaba.
En la calle había un grupo de duendes hablando muy bajito
unos con otros alrededor del pozo., cada vez eran más duendes los que se unían
al colectivo. Acercándose poco a poco
podía distinguir alguna que otra palabra, a los duendes que miraba todos les
respondían con el mismo gesto, levantando los hombros y poniendo sus manos
palma arriba. En el centro del meollo estaba Doña Fisgona hablándole uno a uno
a los duendes que hacían una especie de fila
esperando su turno, Doña Fisgona era una duende con sus años ya vividos,
dicen de ella que sabe mucho de las cosas, pero nadie la pide consejo por miedo
a que sus secretos sean divulgados, es muy popular entre los duendes de la
aldea. Su seta no tiene forma de seta, es mas bien la forma de una caracola de
mar, y es sabido que dentro de ella se pueden escuchar hasta el eructo de una
pulga.
El duende del boske sentía curiosidad por lo que susurraban
las voces, suponía que eso es lo que hacía que los duendes se pusieran en fila
para escucharlo. Pero los duendes
despúes de haber escuchado el secreto, ponían una cara muy desagradable, era
como si la nariz se retorciera y boca abriera de forma cuadrada , y no había
excepción! Todo los duendes uno a uno iban poniendo el mismo gesto. Así pues el duende del boske no quiso
acercarse, y pensó… si es tan importante ya me enteraré.
Así pasó la mañana con sus quehaceres en el bosque, algo
bueno que tenia el bosque era que allí no llegaban los cotilleos y las
habladurías de los duendes, como mucho se aprenden canciones de los pajaros que
se tiran todo el dia cantando. Se sabe que los pájaros también fisgonean entre
ellos, hay pájaros que solo cantan en su tronco, muy bajito para que nadie les
escuche, y otros en cambio… como don Urriacaldo, que canta a viva voz y todo el
mundo le critica y le pone mala cara de pico, pero a duendelboske le agrada y
le cae muy bien, porque se distingue de los demás y eso le gusta.
A la vuelta de su trabajo, el duende del boske descubre con
gran horror que todo el mundo tiene la misma cara desencajada de nariz torcida,
los susurros ya no son susurros y la gente habla abiertamente del tema. Rápidamente
el primer duende que le ve se aproxima con cara nariz torcida… y dice, “¿Tas
enterao?”
Lógicamente la cara de duendelboske deducía que así era, no
se había enterado de nada. La curiosidad
crecía a pasos agigantados. Él no quería tener esa cara desagradable, se
resistía y tapó los oídos. Pero aún así la voz llegó a su tímpano…
Don duendil Cambiamanos se come los mocos!!!
Cambiamanos, era un duende muy popular en la aldea, el tiene
el recambio perfecto para cualquier cachivache, rotura, o también cacharros y
trastos usados. Es muy bueno haciendo negocios y para hacer trueques acepta
todo, por eso casi todo el mundo pasa mas de una vez al día por su puesto.
3 comentarios:
Cuatro años esperando tus cuentos.
Me han dado mucha vida tus escritos en los momentos más vulnerables de mi vida.
Sigue escribiendo, yo te leo.
Saludos.
Muchísimas gracias! y creer que sólo yo leía mis propios cuentos jajaja tengo curiosidad, nos conocemos?? quien eres?
Oh de nada. No nos conocemos,creo. encontre hace años tu blog por la red,y leía tus cuentos cada noche. Hoy mire a ver si había algo nuevo, pero veo que no. :(
Vuelvo pronto al lápiz tinta.
Saludos.
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