viernes, marzo 11, 2016

Cotilleando


Amaneció un nuevo día, parecía soleado y muy agradable, con los ojos entre abiertos y después de un estirón de extremidades el duende del boske decidió abrir las cortinas hechas de hoja de pinos que tapaban la ventana, el sol entró como Perico por su seta alumbrando todo a su paso.  Todo parecía perfecto…. los cinco sentidos estaban de acuerdo que era un día perfecto… bueno  no… todos no…:

La vista estaba contenta al ver que el sol daba colores vivos a toda la seta en su interior, afuera los arboles bailaban lentamente luciendo sus vistosas flores. Al cielo  no se le podía poner color… de que color es el cielo? Aún así.. a la vista le encantaba, había alguna nube despistada, una parecía un cocodrilo y otra con forma de rana estirando una pata. Visualmente el día era muy bonito.

 El tacto estaba convencido que había una temperatura ideal, ni frio ni calor… 0º grados duendiles. Suponía que afuera de la seta haría más calor, al vivir en la ladera del rio y teniendo el bosque pegado, la seta acumulaba siempre más frio que en el exterior.

El gusto y el olfato estaban de acuerdo que los bollos acababan de ser sacados del horno de doña Duendulza, era el olor más agradable del día, el duende se preguntaba porque todas las setas abrían las ventanas a la misma hora, hasta que una noche descubrió que todos los duendes cuando dormían expulsaban ventosidades, y así el olor a bollos recién hechos era la solución más recomendable para reciclar el aire de las setas

El oído estaba confuso.

Todos los días el oído se despertaba escuchando los mismos sonidos rutinarios, el cantar de los pájaros, el pasar de los  carruajes de escarabajos, el chirriar de la manivela del pozo comunitario,  los buenos días acompañados del igualmente… En este día perfecto todo esto faltaba… y no es que el oído le disgustase, sino… que estaba confuso.



Al abrir la ventana… el duende del boske puso la oreja en modo ultrasensible y descubrió unos murmullos. Un sonido siseante que no se distinguía ninguna palabra, pero que a su vez tenía diferentes tonalidades. Cogiendo sus chancletas y el gorro, el duende salió apresuradamente a ver qué pasaba.

En la calle había un grupo de duendes hablando muy bajito unos con otros alrededor del pozo., cada vez eran más duendes los que se unían al colectivo.  Acercándose poco a poco podía distinguir alguna que otra palabra, a los duendes que miraba todos les respondían con el mismo gesto, levantando los hombros y poniendo sus manos palma arriba. En el centro del meollo estaba Doña Fisgona hablándole uno a uno a los duendes que hacían una especie de fila  esperando su turno, Doña Fisgona era una duende con sus años ya vividos, dicen de ella que sabe mucho de las cosas, pero nadie la pide consejo por miedo a que sus secretos sean divulgados, es muy popular entre los duendes de la aldea. Su seta no tiene forma de seta, es mas bien la forma de una caracola de mar, y es sabido que dentro de ella se pueden escuchar hasta el eructo de una pulga.


El duende del boske sentía curiosidad por lo que susurraban las voces, suponía que eso es lo que hacía que los duendes se pusieran en fila para escucharlo.  Pero los duendes despúes de haber escuchado el secreto, ponían una cara muy desagradable, era como si la nariz se retorciera y boca abriera de forma cuadrada , y no había excepción! Todo los duendes uno a uno iban poniendo el mismo gesto.  Así pues el duende del boske no quiso acercarse, y pensó… si es tan importante ya me enteraré.

Así pasó la mañana con sus quehaceres en el bosque, algo bueno que tenia el bosque era que allí no llegaban los cotilleos y las habladurías de los duendes, como mucho se aprenden canciones de los pajaros que se tiran todo el dia cantando. Se sabe que los pájaros también fisgonean entre ellos, hay pájaros que solo cantan en su tronco, muy bajito para que nadie les escuche, y otros en cambio… como don Urriacaldo, que canta a viva voz y todo el mundo le critica y le pone mala cara de pico, pero a duendelboske le agrada y le cae muy bien, porque se distingue de los demás y eso le gusta.

A la vuelta de su trabajo, el duende del boske descubre con gran horror que todo el mundo tiene la misma cara desencajada de nariz torcida, los susurros ya no son susurros y la gente habla abiertamente del tema. Rápidamente el primer duende que le ve se aproxima con cara nariz torcida… y dice, “¿Tas enterao?”

Lógicamente la cara de duendelboske deducía que así era, no se había enterado de nada.  La curiosidad crecía a pasos agigantados. Él no quería tener esa cara desagradable, se resistía y tapó los oídos. Pero aún así la voz llegó a su tímpano…

Don duendil Cambiamanos se come los mocos!!!

Cambiamanos, era un duende muy popular en la aldea, el tiene el recambio perfecto para cualquier cachivache, rotura, o también cacharros y trastos usados. Es muy bueno haciendo negocios y para hacer trueques acepta todo, por eso casi todo el mundo pasa mas de una vez al día por su puesto.

Claro… pensó el duende… todos los habitantes de la aldea tienen algo en sus setas que alla pasado por sus manos. De ahí que los duendes tengan esa cara de asco. Seguramente Doña Fisgona le vio comiéndose un moco, y probablemente si se lo hubiera callado, los aldeanos no se hubieran enterado y ahora nadie tendría esa misma cara de nariz torcida. En fin….

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuatro años esperando tus cuentos.
Me han dado mucha vida tus escritos en los momentos más vulnerables de mi vida.
Sigue escribiendo, yo te leo.
Saludos.

DueNDe dijo...

Muchísimas gracias! y creer que sólo yo leía mis propios cuentos jajaja tengo curiosidad, nos conocemos?? quien eres?

Anónimo dijo...

Oh de nada. No nos conocemos,creo. encontre hace años tu blog por la red,y leía tus cuentos cada noche. Hoy mire a ver si había algo nuevo, pero veo que no. :(
Vuelvo pronto al lápiz tinta.
Saludos.